Me enseñaste a leer entre líneas y amar los círculos. Turbaste mis nervios con tus trabajo que acabaron enseñándome la belleza de un trabajo bien hecho. Aprendí de tus maneras y admiré tu humor.
Parece imposible imaginar que de aquello ha pasado tantos años...
¡Qué grande eras!
Como decías, nunca dejaré mi revolución.
No voy a olvidarte viejo cascarrabias. Has sido un gran profesor, el MEJOR que sin duda haya tenido, y sobretodo un gran Maestro. Gracias.
Mi corazón hoy pide por tu descanso.
Abel Trigueros, que la tierra te sea leve.
Que bueno coincidir contigo en esta vida.
Que bueno gozar del privilegio de escucharte enseñar.
¿a quién voy a apuntarle yo las manzanillas mañaneras...?
:(
1 comentario:
oooh lo siento... como te enteraste?
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