Un pequeñito, de ésos que son tan grandes que te hacen vibrar, como un duende curioso mira para arriba, hacia un cielo de estrellas repleto de vida. Su mamá, le agarra la mano, llevándole de vuelta a casa. Él se suelta, da un paso atrás, y con la barbilla apuntando al cielo le dice: "mamá, la luna se viene con nosotros a casa". Y camina, apuntando al cielo su mirada curiosa cada pasito que da, sabiendo que la luna le acompaña siempre y que ella, majestuosa allá arriba, tambien subirá a casa a dormir y descansar...
Y yo le guiño el ojo, tan pequeñita, para que siempre me lo cuide*.
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