lascuatrodelamañana

Tengo los pies fríos y miedo de irme a la cama. Siento un nudo en la garganta cuando miro al pasillo y me imagino un largo túnel oscuro con la única salida al fondo del océano donde a penas hay luz. No hablo de mi habitación o de este lugar de la casa donde a penas tengo campo de visión, hablo de un lugar en mi interior que me pide a gritos tener una buena excusa para decidir cosas en mi vida que a veces se tambalean demasiado y pueden resultar realmente peligrosas. Un lugar en el que casi se lidia una batalla en donde pasito a pasito la soledad le está ganando terreno a la esperanza, aún teniendo ésta última aliados importantes. Y es que no sé qué ocurre que hay una pantera de musgo y un silencio que a veces me hace mirar y darme cuenta que todo se hunde, la luz, las caras, los recuerdos, el tiempo... Y que en un espejo hay escritas tantas palabras como trocitos de cristal en el cielo y diablos, no quiero atravesar ese pasillo para dormir sola una noche más. Esta noche no. No puedo. Ni quiero. Ni sé.