El pasado se junta con el presente, como un montón de fichas de domino cercanas entre ti. Seguro que una mano acabará por tirarlas todas, un descuido quizás... Pero es divertido pararse a verlas y comprender de qué lugar provienen, por qué se vuelven a colocar y en qué lugar están. Es como un ejercicio constante de análisis que dejan rastros de profecías lunáticas.
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