escollo*

Hay veces que de tanta claridad me quedo ciega.  Ciega sin poderme ver, sin saberme única e irrepetible, especial. El estrés abunda y las necesidad corporal de descanso es como un lastre que no me permite avanzar. Me descubro diciéndome: Quiero ser más productiva, más activa, crear más!! Y cuando lo hago, cuando me escucho decirme algo así, me da rabia sentirme una esclava más de esta sociedad....
Nos enseñan a ser "productivos", a no parar, a hacer hacer hacer hacer sin pararse a ver los resultados y los procesos reflexivos-emotivos que eso acarrea. Mientras hagas, está bien, eres una persona útil, logras. Desde que somos pequeños, entramos en el sistema de una manera inconsciente y pasamos por etapas de "adolescencia" a "adulta" sin pararnos a pensar qué queremos hacer con nuestra vida o hacia donde queremos dirigirnos. Es normal seguir la corriente que nos enseñan desde siempre... Seguir haciendo lo de hasta ahora: colegio-instituto-universidad-trabajo... y mientras, las emociones varían como mareas que nos tragan y en muchas ocasiones, ahogan.

Cuando eres una "parada social" (sin trabajo y sin cursar estudio académico) te paras a ver. Quizá porque no te quede otra; porque es un momento importante, tanto para la reflexión de encaminar tu vida (tal vez por otro camino) como por la cantidad de temores que descubres cada día. Yo tengo un amasijo de temores re que te amasados hoy por hoy, de ésos que estrangulan las noches de sueños y te hacen dar vueltas en la cama como una peonza. De ésos que hacen que acabe tus ganas de seguir viviendo, porque la vida parece que sólo es lo que nos han enseñado: estudio, trabajo, dinero, familia y tomar copas de vez en cuando, salir por ahí, un cine quizás, unas risas. Cuando no tienes ingresos... cuando empiezas a respirar rápido porque miras tu cuenta bancaria vacía y descubres que mañana tienes que pagar casa/comida/luz, tu cabeza se para de pronto y no puedes pensar. En ésos momentos yo me obligo a reír... busco cualquier excusa (un buen amigo gracioso, acariciar a mis gatas, un vídeo divertido, un buen monólogo...), pero confieso que hay momentos, como el de ahora, en el que no me sirve. Y no me sirve porque es irremediable sentir pánico frente a un monstruo de mil cabezas que quiere reducir nuestras fuerzas (bellas, creativas, alegres, primitivas, amorosas...) para doblegarlas y hacer con ellas cuanto quiera: una máquina fácil de esclavizar, modificar a su antojo o un simple instrumento que sirva y después... Matadero.

Siento hastío, desgana, impotencia... Ganas de vomitar.
Soy un conjunto de circunstancias, un montón de sueños que hoy tiemblan, unas ideas utópicas incumplidas.

De nuevo abandono... Cambio mi pasaporte y me declaro Águila. 

Hoy no quiero ser humana.