Después de librar batallas y derrotas, coger un poco de aire, tener hipo y dolor de cabeza,
he casi terminado el año con un montón de óleos pintados, dispuestos para colgar.
Y, aunque han sido tiempos muy duros, muchas pérdidas y bajadas a las cavernas oscuras del Xibalbá*, he aprendido tanto este año que me siento vieja. Wow!
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