Pasada la vida que se va en cada día y vuelve sin cansancio cada mañana, rectifico porque sé que no me valían las excusas que me puse aquella noche.
De todas las miradas, solo una se encuentra con otra que sabe que mira lo que la otra ni siquiera sabia que miraba.
Ahí queda. En espera de un dibujo que nadie va a pintar de nuevo (?), que fue casual trazado mientras el bolígrafo quería bailar un poco y en la cabeza, bailaban demasiadas preguntas; aunque igual pudiera haber sido causal y entonces pareciera que todo pudiera ser distinto...
¡Qué ganas de equivocarme...!
No hay comentarios:
Publicar un comentario