A lo salvaje.
A lo que soy, como nunca. A lo que sale de mí porque nace de mí.
A lo más Yo.
A mi caos. A mi orden.
A mi sexo que arde y fluye, que (se) derrite y entrega.
Convirtiéndome en la parte más pura de la Madre (también la que habita en mí, la que soy),
con la conciencia más profunda de la expresión interna, con la espiritualidad a flor de piel,
con mis energías revueltas, contenedoras e intuitivas.
Me siento poderosa bruja que controla las artes del misterio de mi propia creación y la complejidad de mi persona. Agradecida y conectada a la luz y a las sombras.
Habladora con los espíritus que me cuentan secretos de todo el Universo al que mi espina dorsal se cose.
En mi útero tengo un cosmos, un árbol, unos peces y mucho amor. Amor puro.
Amor de sangre.
Bendito sea el fruto de
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