Una puerta que era inmensamente grande hace un tiempo, lo más grande para mí, que se tornó vacío y
Tanto dolor sin encajar que, tres años después, el tiempo ha sabido sanar despacio pero que, hasta que el pomo de la puerta por fin no giró, no dejó de quemar.
Dejamos de idealizar a alguien cuando comprendemos que no existen los héroes. Cuando aceptamos que las personas somos mitad y mitad. Cuando sabemos que todos estamos perdidos y que cada uno busca un remedio como puede a eso. Cuando hay dos opciones y una de ellas no te cabe en la cabeza; y ves que al final, la oscuridad ha ganado gran parte de la batalla y esa persona ya no es lo que tú creías. Ya no puedes hacer nada. Todo está en su sitio. Todo está bien. Bien, por fin. Qué de lejos quedaba antes ésa sensación...
Y todo lo demás, ya no forma más parte de tu presente. ¡Sonríes por eso! ¡Qué bien!
Seguimos viviendo. Seguimos sintiendo. Seguimos en el camino.
Agradeciendo todo lo que bendita vida nos da.
Y a veces es hermoso encontrarte con fantasmas del pasado que te miran a los ojos y te hacen ver que ya no queda nada por lo que preocuparse. Que quizás el otro ser que sigue respirando sin ti, como tú lo haces sin él, sigue en el mismo estado de siempre, sin ningún tipo de cambio, sin ninguna evolución... Sin ser más feliz. Y en cambio, afortunadamente, tú cada vez te sientes más libres y más completa...
Qué curioso, no? Los locos acabarán sacando a bailar a los cuerdos una danza de rayuela en mitad de luna llena, caminando desnudos hacia el mar...
Si, en cambio tu, criatura de luz...
Tú eres una brillante saeta que surca el cielo e iluminas con tu vuelo hasta las estrellas más brillantes.
Y que cada cual siga su camino como hasta ahora....
Nadie puede
Y que nos quiten lo bailao...
¡Y a vivir!
No hay comentarios:
Publicar un comentario