danzando

Poco espacio y demasiado sentido. Como en un ascensor, en aquel rinconcito del vagón de metro o aquella parada del autobus. Vuelven (o volveran) los aires a poblarse de cosas magnéticas, de embudo de sensaciones, de dejarse llevar, como hace el espíritu músico, poeta del recuerdo. A pesar de esa pared que separa todo de lo que es mio, de lo nuestro-vuestro, de lo de ellos, hay paredes que sostienen paredes que sostienen tejados... Y en esos tejados se han vivido muchos contrabandos de sonrisa, o tal vez de mandarina... Y yo que sé, si es a los poetas de la calle nadie escucha, porque ellos saben ver el balanceo de la vida, de las imágenes, de las cosas. Eso lo aprendí hace algún tiempo, si... hablo de ese balanceo y esas imágenes y cosas que me suben y me bajan como las ilusiones. Hablo de ser feliz o morir en el intento y tambien, por qué no, hablo de que la madre Diosa, la Naturaleza, nos cobija en su manto y nos bendice.
A pesar de eso, el espacio se llena de sensaciones únicas: de delicias de perderse en imágenes hermosas, de momentos para mirar y observar boca, nariz, ojos, nudos... De sentir que la amistad es la mejor sombra donde sentarse y completar el vacío de este puto mundo en donde a penas existen árboles que contemplar. Y yo contemplo y miro, y sobrepaso límites amistosos. Porque yo fui en busca de quién soy y no voy a escender lo que pienso, ni lo que siento, porque me ha costado un esfuerzo de años no tenerme miedo a mí misma (ni a las sensaciones). Si, esa soy, el cuadro azul con violeta y las manos pintada de cielo (el azul...) , con los ojos en el mar y la boca en el pecho. En parte, lo soy gracias a que algunos y algunas, hicieron que en mi nuca colgaran raíces y en mis dedos, imaginaciones.
Bueno, todo esto se resume pronto. Es no tener ruedas para no recorrer etapas y poder mirar(le) por dentro y entender(lo) todo. Es tener un pulmón de respuesto para soñadores, como lo tenía Oliviera y buscar alternativas que, algo me dice, no tienen alternativas... Y es que hay cosas que no sé decir. Cosas que me gustaría marcar con palabras para que no se me olviden y hacer que mis sonrisas alimentan otras sonrisas, como en mi días. Y joder, estuve a puntito de cometer una locura esta misma tarde... Pero el principio está cerca del final y hay ángeles carnales de los que estoy bien lejos, ¿no? Qué rabia. Qué rabia ver que hay otros que se dicen con los ojos "y tú naces en mis ojos... y ojalá siempre te comas mi felicidad con la boca de dentro". Por esas cosas me quedo pensando que ojalá yo pudiera regalar espejos para que otros se miraran desde otros ojos...
Que si, se buscan sonrisas camino Libertad. Y aún estoy esperando aquella rebelión de piedras que nos haga ver, ojalá, que a veces somos tan grandes como queremos ser...