Este olor será más profundo en unos días, cuando todo sea charcos, gotas brillantes, sonidos siderales.
Esta sensación será más pura contemplando el monte, sabiéndome pájaro a resguardo, metidita en mi cáscara de nuez dispuesta a navegar.
Éstas formas serán más raras y hermosas, conforme el otoño entre y sigan sus gotas y el frío...
Y es que no se me ocurre mejor olor, mejor color o mejor limpieza que esta lluvia que cae en esta ciudad ruidosa, para despedirme (o casi) de la urbe y sus prisas... Pronto el olor a tierra y el medir los litros de agua por metro cuadrado; el contemplar el huerto, los árboles o el aljibe, será mi vida en un día de lluvia.
Un día de lluvia.. Qué hermoso.
Limpiando pre-ocupaciones, tensiones de ruidos y alambres.
Limpiando el campo para que cuando volvamos, todo sea más hermoso y perfecto para nosotros*, esta Tribu Lunera* pequeñita con tantas ganas de cambios.
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