En mi vientre tengo una duda y un lascivo clima que fluye. Es algo sagrado que viene desde antes de que el mundo se hiciera. Es algo que viene de lo más profundo de mis mareas.
Y me anoto por todas partes que este deseo tiene derecho a salir, que no tengo por qué acallarlo.
Y me digo mil veces boba e insisto e insisto en que debo de respetar ésas anotaciones, ése deseo.
Pero la duda convierte en agua todo el vino. Y el clima, cuando fluye, hace volar todos los tejados.
Mi vientre está a la deriva como una nuez en el mar; a veces brava, y bien dificil, a veces calma y siempre mucha soledad.
Después de esto... El horizonte en llamas.
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