21.1.13

laspiedrassusurranpalabrasquetúentiendes*

Bajo las brumas, acariciando con todo el cuerpo las nubes,
densas, espesas, mágicas,
caminado entre vientos chocándose las direcciones,
dejándose llevar por el sendero; a veces por atajos que marcaba el instinto de animal salvaje,
explorador y aventurero, y otras por flechas indicadoras del camino apuntando siempre hacia delante, hacia el suelo firme aunque variado: escarpado, suave, pedregoso, liso, húmedo, acolchado...
Como en la vida. Donde las lluvias también dejaron charcos, que ayudan a no desorientarse, a ponerle intención, a ir con cuidado, pausados y alertas, pero disfrutando.
Elevando por momentos la mirada hacia arriba, como un águila repleta de plumas como abrigo, de historias sentidas y deseos; o como un lobo que aúlla casi lastimero, cerrando los ojos, aunque mirando hacia el cielo.
Confiando...
Palpando rocas.
Respirando.
Descubriendo... que en los tajos de las rocas también hay luz... también suelo.
Comprendiendo quizás, que lo que otros llaman "lo fácil" no es más que la mirada de aceptación (y la sanación) del suelo este que pisamos, que la vida hermosa nos regala, simbolizando a veces, la apertura de atajos luminosos en plena guerra, por dónde hay algo que se asegura de antemano (por dios! querer verlo claro por segundos...)... que no significa ausencia de obstáculos en otros suelos... pero sí claridad para verlo. Para querer verlo. Para ir experimentándolo.
Para sonreír sin más, porque la vida también es eso.


Bajo las brumas, acariciando con todo el cuerpo las nubes,
densas, espesas, mágicas...
Caminado entre vientos chocándose las direcciones,
dejándose llevar por el sendero,
elevando por momentos la mirada hacia arriba, hacia el cielo...
Dejándose estar en el viento...
De pronto la vida, algo sencillo, lo bello, rompe a llover con una lluvia mansa que penetra... que no duele, que resbala por el rostro como si fuera amor, o besos,
que nutre y riega la Tierra, nuestra tierra,
y hace crecer las ganas, las gracias, lo interno.

Y que, de alguna manera, nos hace volver de nuevo la vista a la tierra, a las brumas, al viento,
y sin ver, aún entre nieblas, con fuego en las orejas, intuyendo el camino de vuelta a la risa, a lo infinito y eterno...



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Mis mejores deseos para tí:

Que el eterno Sol te ilumine,

que el amor te rodee,
y la luz pura interior
guíe tu camino*

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