nohaynadamejorquehacer*

Entraba en la fiesta con la sensación de estar haciendo el ridículo vestida de lobo. Quiso subir las escaleras en vez de coger el ascensor para ir haciéndose a la idea de que habría mucha gente, y que de todas todas, tenía que seguir allí pasada la hora porque lo había prometido. Así que mientras subía despacio, con la incomodidad del traje, respiraba hondo y se inventaba las ganas diciéndose que lo iba a pasar bien... Que se olvidaría de las penas y que si tenía que beber, bebería hasta ser sapo en vez de loba y que mañana se cayera el mundo si quería, esta noche iba a ser especial.
Abrió la puerta con convicción y dirigió una mirada a todo el mundo. Eran mas de 20 animales diferentes!! Wow, se lo habían currado... Directamente se fue hacia las bebidas y justo al lado apareció la anfitriona, sonriéndole, diciéndole que cómo no, que claro, que era de imaginar que fuera de loba... de loba esteparia. Y ella sonrió, sin decir nada, diciéndose para sí que como no, que claro, que era de imaginar que ella, o sea la otra, fuera de ratita presumida... Qué original! Saludó a gente y poquito a poco fue integrándose en sus conversaciones... Era como una espiral dando vueltas hacia la izquierda en mitad de un agujero negro. Poco a poco, sin darse cuenta, se había ido dirigiendo a la puerta como un intento subconsciente de escapar, llegar a casa, y taparse hasta las cejas, aunque hiciera calor, y olvidarse del cacareo de la gente, de la vida, del universo.
De repente apareció por detrás una patita de gallina que le agarró el hombro y dijo un "ki  ki ri kiiiii ya estoy aquiiiii". Y si, allí estaba, sonriente, con sus ojos como platos increiblemente brillantes y receptivos, abrazándola segundos después con una conexión que podía venir de otro lado, de más allá. "Por fin un poco de suerte", le dijo. Y se rieron de lo incomprensible del traje, la loba que come gallos (al revés del cuento) y el gallo que es lobo al final.
...
Y rieron a carcajadas con lágrimas incluidas. Bailaron como locos sin saber bailar. Se miraron de una manera distinta. Se sintieron únicos en aquella fiesta de ecologistas disfrazados de animales. Se hablaron con las manos. Se besaron, por qué no, sin besar. Se sintieron fluir como si no hubiera mañana... Y al final, entre copa y copa, a él se le ocurrió la mágnifica idea de ir a Sevilla en auto-stop, siendo las 3 de la madrugada de un 30 de Mayo en el centro de Málaga...

Fue genial.
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Y de camino, con esa oscuridad de carretera en donde se ven faros como espejos a lo lejos y mundos de luz allá arriba, ella agradeció a la vida que, pese a lo diferente que son, se cosen en momentos en los que son como muñequitos descosidos por un mundo oscuro y frío... Y nada más importa.
(Gracias....)