EvaIviEva*

Eva dice que se sienta rara... Que siente que el corazón se le desboca y las manos se le ponen frías. Es como si algo en su cuerpo le dijera que algo va a pasar. Una mala intuición. Mala cosa...
Además dice que desde hace semanas se siente poco importante y que su actividad diaria ha ido reduciendose a nada por falta de fuerzas, de ganas... Por "(hiper) depresión", como dice ella.  Pero una tristeza que le viene dada sin localizar de dónde.
Sentarse en su viejo sillon, no quiere nada más. Pasarse horas así... Ni a Redondon, su gato, quiere tener cerca. Ni estar acompañada por un mísero libro. Solo estar parada allí en el sillón, mirando el techo, durante la eternidad...
Y yo claro, al verla tan así, se me ponen a temblar las piernas y le digo a mis manos que escriban, que le lleven a alguien que toque la puerta y le haga sonreir... Que le saque a pasear, con lo que le gusta! Y le acaricie el pelo. Que de las dos con que una sufra ya vale.
Pero no me hacen caso, siguen sin decirme nada, siguen sin ayudarme a avanzar y hacerle ver a Eva*, mi dulce Ivi*, mi eterna compañera... En cambio las miro y me explican que ella es ta parte de mi, que tiene que naufragar conmigo o volar a donde quiera yo vaya, hasta que tenga la suficiente fuerza para seguir escribiendo la novela que incluye su vida.
Y a mi eso me duele al mismo tiempo que me da fuerzas...