Entonces todo era milagro. Todo era un
elixir de la vida que le arrullaba constantemente. Era un regalo cada
minuto y a cada paso, una respuesta. Su momento era el preciso,
porque comprendía que todo se le escapa si no lo vivía. Y así era,
cuando todo se iba tan lejos... ella estaba cerca, en sí misma, para
sí misma, sin irse de si.
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