Evoca esta imagen; una mano mediana, huesuda, inteligente, derritiendose de punta a punta de una espalda que casi tiembla, que viaja entre círculos concéntricos desde el último centrímetro de piel hasta el poro más dador que exista en aquella mano tranquila, que mece, que agarra, que escribe... Y al mismo tiempo, tan sutil abraza.
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