desidiaII

De repente está todo gris. Incluso al abrir los ojos por la mañana.
Todo se tornó gris, las cosas parecen que han perdido su color. Están ahí, llenándolo todo, como el aire, pero no son lo mismo. Ya parecen parte de otra cosa que no soy. Ya no hay conexión, quiero decir.Ya no hay nada. Con todo. Ni ilusiones. Me he quedado vacía, seca, desconectada, incluso en las mañanas, que en los peores momentos podía ver algo con color, aunque fuera poco, pero color, tonicidad al fin y al cabo. Y en cambio ahora... todo es de gris horrible, seco. Es un gris que ni siquiera provoca tristeza, y mucho menos alegría. Nada. Está vacío. Llena las cosas, las impregna, pero está vacío, sin aire, sin esencia, sin nada. Y ni siquiera sé llorar por eso. Ya no sé llorar. Tampoco eso es triste. No es nada. N a d a.
Todo se ha convertido opaco. De una masa poco visible que descoloca la visión. Y siento las cosas, cojo los objetos, por pura intuición, por sentido común, por saber, de siempre, su lugar, por imaginar que están ahí... pero no las veo, ni las siento, ni sé si de verdad están o son producto del delirio que me crea ese gris que todo lo invade, hasta los atardeceres. Y qué mierda, joder, esto es como el cloroformo, que me adormece y me hace ir dando tumbos a todos lados, como lela. Y soy idiota, al creer, que pintando las cosas de un color más bonito iban a verse diferentes. No. Son iguales porque han perdido su esencia... ¿No lo entiendes? yo tampoco, y éso, créeme es lo peor. Que no lo entiendo. Que cómo ha podido pasar. Que qué, joder, que qué ocurre. Y bueno.
Esta soy yo. Si, la gris, la pobre de espíritu, la de cuencas vacías. Esta soy yo desde hace algún tiempo, desde hacía semanas, días, horas...
Maldita sea.
Y ya. Todo es así.