19.4.09

hastasiempre

Esto es un homenaje.
Un homenaje a quien voló hacia otro tiempo y otro espacio.
Un homenaje a alguien que en vida, para desconectar de su enfermedad y de su ruído, para reflexionar sobre los segundos de su vida, visitaba un río.
Solía ir a pescar, pero antes, paseaba por la orilla.
La que por un tiempo fué su mujer y quien durante sus 39 años, casi, fue la mujer de su vida, cuenta que, cuando iba al río siempre pescaba un pez, que soltaba al agua con una tranquilidad increible. Cuenta que, parecía un ritual al que él le daba mucha ceremonia. Luego parecía alguien en paz (lo que habitualmente no era) y tenía unos ojos diferentes, incluso, más claros de su azul casi violento. Lo hacía habitualmente; iba al río, pescaba un pez, y lo soltaba al agua con un cuidado hermoso... como el que hay que depositar cuando tocas una amapola.

Hablando en su ceremonia de despedida. Todos juntos, alegres, festejando quién fue durante sus 39 años (y no solo llorando o recordando su imagen en el día de su muerte, como suele ser), imaginé su cuidado cuando iba al río. Imaginé sus pensamientos, sus sensaciones.. y me dió un escalofrío. Jose Manuel estaba cerca, porque estaba en todos los ojos de todas aquellas personas... Y como con el pez, a cada sorbo, nos daba una oportunidad a todos de sentir un poquito más la vida de cerca y no tan de lejos. Porque la muerte tiene eso, no? nos deja un halo invisible al rededor que nos hace vivir un poquito más contentos de tenernos a nosotros mismos en nuestra vida.


Siempre estarás Jose Manuel.
Que los Budas te bendigan y ojalá encuentres la paz para poder entrar de nuevo a la Vida...


Gracias por tu vida,

y sobre todo, por hacer que todos, por último, nos hayamos reunido en tu despedida.


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Mis mejores deseos para tí:

Que el eterno Sol te ilumine,

que el amor te rodee,
y la luz pura interior
guíe tu camino*

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